Aunque llorar en público se ha asociado tradicionalmente con las mujeres, cada ve más autoridades varones en EE.UU. se han 'derrumbado' en público al hablar sobre el impacto del coronavirus.
Para los hombres es percibido como una debilidad y una falta a la norma, incluso ha costado la carrera de políticos. Pero hoy también está siendo visto como un rasgo que define el liderazgo.
Reflejar empatía, vulnerabilidad y conexión emocional desafía el estereotipo masculino de alguien fuerte, decisivo y confiado. Además, descarta la idea de que las personas que lloran son menos competentes.